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Jal

El Jal se clasifica como mineral inerte, cuyas propiedades hacen que facilite la aireación y capilaridad. Al ser un material derivado de la espuma volcánica, tiene alta porosidad y poco peso, por lo que no se utiliza para aplicaciones de carga, como en los muros, pero al utilizarse como material de relleno se puede mejorar el drenaje de los suelos, preparar mezclas con otros materiales para hacer más ligero el peso de la construcción, así como incrementar el drenaje de las mezclas.

Si bien es un material ligero, el jal cuenta con la ventaja de ser de muy larga duración, con alta retención de humedad, buena aireación, drenaje apropiado, pH cercano al nivel neutro, con alta estabilidad, y después de haber sido sometido a altas temperaturas como parte de su tratamiento, se vuelve aún más resistente lo que hace posible que reciba diversos usos, incluso en la preparación de tierras de cultivo, pues está libre de contaminantes, y al ser poroso facilita la oxigenación necesaria para evitar que las raíces de las plantas se pudran.

En aquellas construcciones donde se requieren muros que no carguen pesos importantes se suele emplear el tepojal, si bien es más frecuente como parte de las cimentaciones, en suelos y techos de concreto, donde se utiliza con el fin de dotar a las azoteas de pendientes para un fácil y rápido escurrimiento de las aguas pluviales, sin que se encharquen y provoquen escurrimientos al interior del inmueble.

El tepojal se utiliza como parte del relleno en losas para techos, lo que permite obtener un material ligero que se utiliza como agregado inerte y como cementante, garantizando que no se sufrirán asentamientos locales provocados por el material.

Otro uso frecuente del tepojal es como material para mejorar la composición de suelos para el cultivo de plantas, ya sea de ornato o para consumo, por lo que se utiliza en jardinería y horticultura.

Dentro de sus componentes encontramos dióxido de silicio, óxido de aluminio, hierro, óxido férrico, óxido ferroso, sodio, potasio, calcio, óxido de magnesio y dióxido de titanio, los cuales aportan nutrientes indispensables para el crecimiento y fortaleza de las plantas.

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